miércoles, 26 de noviembre de 2014

Pesadilla

Y de cuando en cuando, logro entrar al Mundo de los Sueños. Siempre que lo hago, empiezo a buscarlo, cerrando mis ojos, tratando de percibir el triste latido de su corazón. A veces lo encuentro. Él siempre está en lugares grises, con tintes negros y rojos: conozco lo que significa, son pesadillas. Pero no me importa, camino hacia él, a pesar de que me arda cada centímetro de mi cuerpo (no está permitido entrar en los sueños de otras personas), y lo abrazo para calmarlo. Así, estamos juntos. Aunque al día siguiente, él no me recuerda..


lunes, 4 de agosto de 2014

Mc Wrap

Por fin pude ir a buscar a Azul, mi pequeña hermana de ocho años a Devoto, para que pase un fin de semana entero conmigo. 

Programé varias cosas para que hagamos juntas y que pase lo mejor posible su último fin de semana de vacaciones, sin que se me aburra. Jugamos a la Wii, me ayudaba a cocinar. Hicimos galletitas de limón para el desayuno (que salieron ochocientas), vimos capítulos de Pokémon y Monster High..

Para el sábado a la noche teníamos planeado ir con nuestro hermano Julián a ver Hércules al teatro donde Tatiana, nuestra hermana, es coordinadora. 

Le planché el pelo, la maquillé y le presté mi perfume favorito. Se quiso vestir con la ropa que le regalé hace poco, que -según ella- es "Muy Costi".. Parecía una versión mini de mí  

La obra estuvo muy divertida y bien lograda. Sin contar más, esperamos a que Tati termine de acomodar unas cosas y nos fuimos todos juntos al Mc. Y ahi fue cuando se me ocurrió la estúpida idea, estúpida idea de probar el Mc Wrap de pollo con cheddar y panceta, y renunciar a mi amado Big Mc, o a mi amante casual Doble Cuarto de Libra (??).

Me senté con Azul en una mesa mientras esperábamos a que esté listo lo que habíamos pedido, y mientras armamos y jugamos con el juguetito de la Cajita Feliz. Az lo usaba de catapulta, porque decía que sino era muy aburrido.

Llegan con la comida, y yo -que me había salteado la merienda- tenía tanta hambre que me hubiese comido un jabalí embarazado (?) 

Abro la cajita del Mc Wrap, separo un pedacito del cartón para ponerle mayonesa a las papas.. Lo pruebo.

Che.. qué mierda. Bueno, quizás es el primer bocado y después se pone bueno. A ver.. Nope. Feo. Feo el pollo, el tomate, feo. Lo único que me gustaba era el cheddar y la panceta, pero tenía casi nada de eso.

Lo peor era que en cada bocado pensaba en que podría estar comiéndome un Big Mc. Y comía cada vez más enojada. 

AAAAAAAAAAAAAAAAAGGGRRH

 Llegué a la mitad, y me rehusé a seguir comiendo. Me decidí a comprar una hamburguesa con queso, aunque sea.. Pero de repente se había formado una cola gigantesca, y mis hermanos ya estaban terminando de comer. Estaba cabreada como la mierda

Antes de irnos, agarré a Azul y nos fuimos al Mc Café, que queda cruzando un pasillito. Y nos pedimos para llevar dos especies de tortitas de chocolate, que tienen un nombre francés que no recuerdo. Son una base de masa plana, con crema de chocolate y dulce de leche por arriba y cubierta de chocolate amargo. Algo rico para terminar el día tenía que tener.

Tatiana y Julián se habían ido a buscar el auto, y nosotras los esperábamos en la puerta. Ya estaba contenta, por lo que no me importó sumarme al canto desaforado de Az. Ella y yo, tomadas de la mano, cantando la intro de Pokémon al resguardo de la lluvia.


Es parte de mi alma, o puse parte de mi alma en ella. Es mi pilar, mi corazón, mi Horrocrux.



lunes, 14 de julio de 2014

Puertas, dolor y muerte

Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades;

La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta. 

La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que «el tiempo todo lo cura» es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.

La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es sólo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad. 



La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado. 



jueves, 12 de junio de 2014

La Vendedora de Cerillas



Hoy recordé un cuento de la infancia gracias a mi derpismo latente. Resulta que llegué a casa, hice un par de cosas, y prendí la notebook. Estaba entretenida leyendo cosas, pero de a poco se me fueron congelando las manos. Me daba flojera levantarme y prender la estufa, hasta que la molestia por el frío >> la molestia de dar cinco pasos hacia la fuente de calor.

Prendí un fósforo, lo llevé hasta el mechero de la estufa, y se me apagó. Lo volví a intentar, ya no podía articular bien los dedos del frío que tenía. Volvió a apagarse. A todo esto; yo estaba temblando de frío, en una posición incómoda y con el celular sonando. Prendo el tercer fósforo, y vuelve a apagarse. Empecé a pensar, frustrada, que no iba a poder prender la estufa e iba a morir (?). Sí, suelo hacerme chistes o comentarios estúpidos a mí misma. "No prendía más la estufa y se moría", pensé. 

Y ahi recordé un cuento que leía desde chiquita, "La Vendedora de Cerillas". O "La niña de los cerillos", o algo por el estilo. Se trataba de una nena muy pobre, que deambulaba por la calle vendiendo fósforos. Iba descalza y desabrigada, no había nadie en la calle para venderle, ya que era Navidad. O Nochebuena. De pronto, vio por una ventana una familia feliz que se reunía a comer un gran pavo, cerca de una estufa. O un pollo. Y la nena deseaba tener una familia así. Siguió caminando, mientras nevaba, tratando de encontrar alguien a quien venderle. No tuvo suerte, hasta que se cansó y se sentó. Quería prenderse un fósforo para calentarse aunque sea un poco. Lo prendió, y de repente empezó a ver un lugar más lindo, donde aparecía su abuelita que había muerto, y hablaban felices. Pero cuando el fósforo se apagó, volvió a ver todo como era. Entonces prendió otro fósforo, y otro, y otro; todo porque así podía volver a ver a su abuela, a la pide que por favor se la lleve.

El cuento termina con un diálogo entre varias personas, donde dicen "Pobre niña, murió de frío". "Trató de calentarse con los fósforos". "Qué barbaridad, pobre niña". Etc, etc. Y el narrador concluye diciendo algo así como "Nadie supo que ella murió feliz, viendo algo maravilloso".



Y pensé, ¿Cómo podía haber un cuento tan triste y cruel en un libro para niños? El recuerdo me dejó con un regusto amargo, pero después de un rato con las pompas cerca de la estufa y un café, me sentí mejor.